domingo, 30 de agosto de 2015

EL PARTO DE LA PAREJA

Recuerdo cuando preparaba el parto de mi hija. Hace ya más de 7 años de ello, y realmente lo tengo como una enseñanza hermosa y reveladora en muchos sentidos.
Todo mi pensamiento respecto al padre de mi hija se centraba en la obligación que yo sentía que debía tener de estar a mi lado en ese momento. Y recuerdo su resistencia... yo le necesitaba allí, pero él no se sentía capaz de estar, de vivir ese momento. Por sus propias resistencias, miedos o experiencias vitales, creía que no aportaría más que nervios, tensión, torpeza y ser un estorbo para mi y para quienes me asistirían. Claro, a día de hoy, reflexionando y pensando con perspectiva me pregunto cómo no iba a sentir eso si es una imagen muy generalizada de la presencia de los hombres en los paritorios: el padre nervioso, al borde de la histeria, que no sabe qué hacer y no termina de encontrar su sitio, esperando siempre a que le dirijan. No es esa una imagen que todos hemos visto en películas, series y otros espacios? Y acaso no nos influyen?

padres en parto
Imagen correspondiente a campaña publicitaria de Flex
Hace un tiempo, en una reunión con personas dedicadas a la maternidad y madres y padres se me ocurrió preguntar a los padres presentes: "y vosotros, cómo habéis vivido el parto?". Esta pregunta inocente y que sólo tenía como objetivo permitir que las parejas de esas mujeres pudieran expresar su sentir respecto a SU vivencia del parto de su mujer y el nacimiento de su bebé, desencadenó un debate inesperado para mi y que realmente me convenció de la necesidad de espacios para la expresión libre, pero libre de verdad.

Personalmente yo me pregunto qué hay de malo, qué puede resultarnos negativo, de recibir las historias de la vivencia del parto que hay en las parejas, hombres o mujeres, de las mujeres que han parido. Me pregunto qué nos empuja a considerarlas secundarias en muchos casos cuando son una vivencia más de ese parto, tan válida como la de la mujer de parto y que, además, será muy importante para la formación de ese sistema familiar ya que va a influir claramente en el posparto de la mujer y en la crianza del bebé.

Cuando nace un bebé y una mujer da a luz a su bebé, con ellos nace mucho más. Una sociedad entera que les rodea comienza a cambiar, a recolocarse en sus nuevas identidades, espacios, armonizar expectativas propias con ajenas y equilibrarlas con lo que sienten... Porque cuando un bebé nace, se hace tangible y visible toda la familia que nace a su alrededor. Y esa familia comienza por la más próxima: por la pareja con la que se ha creado ese proyecto de vida en el que se escribe la maternidad.

Las mujeres que tienen una pareja a su lado con la que vivir su maternidad tienen habitualmente en esa persona con quien comparten su existir un pilar básico de su día a día y de su vida presente y futura, con lo que dar espacio a que esa pareja cuente su experiencia, su sentir, sus expectativas y su realidad en definitiva, lejos de ser negativo y de tratar de robar el papel de la mujer, es necesario para que ese sistema familiar que se está creando pueda crecer en armonía, con una comunicación positiva y con respeto y equilibrio de las necesidades de cada uno de los miembros del mismo.

Esta parte, este reconocer el derecho a la propia vivencia del parto de la pareja, es lo que me ha gustado del post que os aporto a continuación: Dads and Birth Trauma, de Maureen Campion
Abre la puerta a escuchar, validar y respetar las vivencias de esas parejas en los partos de las mujeres...
Yo propongo abrir esas puertas y los corazones, dejarnos espacio para escuchar sin prejuicios... Dar espacio para que la parte que no vive físicamente el proceso de parto, sino a través de nosotras, pero que sí vive su parte psicológica, emocional y logística propia y personal pueda darnos su visión, podamos aprender de esta visión. Qué os parece? Sabéis cual es el parto que ha vivido vuestra pareja?


Doula en Madrid y A Coruña
serdoulasmadrid@gmail.com


lunes, 24 de agosto de 2015

RECHAZAR LA LACTANCIA DE MI BEBÉ TRAS UN ABORTO

Recuerdo la primera vez que oí hablar del agitamiento de la lactancia o del amamantamiento. Me pareció de entrada chocante llegar a tener incluso sentimientos de rechazo por un hijo, pero luego, dejándome ir al lugar de las mujeres que así lo sentían, a la parte de especie, biológica pura, comprendí lo que podían experimentar y mi visión de la situación se convirtió en más completa, más clara, más objetiva... Las entendí.

Tiempo más tarde, acompañando a una mujer en el posparto de su segundo bebé, llegó a mi la oportunidad de estar junto a ella en ese proceso, en ese sentir y en esa lucha interior que tan dura le resultaba.
Recuerdo que decía no entenderse a sí misma: "pero si soy una madre de lactancia, porteo y apego! por qué rechazo a mi hijo... que sólo tiene 2 años y medio?". Recuerdo también su consuelo al sentir que no estaba loca, saber que eso podría suceder y no la convertía en mala madre o mala persona... Simplemente la convertía en una madre más, una mujer más, con sus propias experiencias y emociones. Tan válidas como las de las demás mujeres y madres.
Puedo recordar la vergüenza con la que escondía el tema incluso de su pareja. Temerosa de ser juzgada por las personas, como ella decía, "de uno u otro bando". Y recuerdo claramente mi sentir doloroso, casi enrabietado, por vivir en una sociedad en la que todo el mundo espera que cumplamos SUS expectativas y nos sintamos como ellos creen que debemos sentirnos y nos comportemos como ellos deciden que es mejor para nosotras...

Tras esta mujer, la historia se repitió en diferentes ocasiones. Distintas mujeres llegaron a mi con ese sentir, esa experiencia, esa vergüenza por sus emociones... Esa mujer fue la primera, pero el agitamiento de la lactancia siguió llegando a mi de vez en cuando. y lo seguí explorando...

Al tiempo, comencé a especializarme en duelo por pérdidas prenatales/neonatales y nuevas
maternidades tras ellas. Maternidades nuevas, y plenas de emociones que suben y bajan aún más de lo que es habitual en una maternidad, maternidades en las que se mezcla ilusión, temor, bloqueo, deseo de fluir, apertura, necesidad de permanecer cerradas al mundo... Ay, cuánto y qué variado sucede en una maternidad tras la pérdida de uno o varios bebés!
Tanto sucede que, como en el resto de las maternidad, o más aún si cabe, todo se centra en el embarazo y el parto. En cómo se siente la madre y la pareja si la hay, en cómo ayudar a superar esos temores y ese dolor que a veces nos atenaza... Y, claro, una vez pasado el embarazo y el parto... ya está, no? Ya eres feliz con tu bebé, no?

Por experiencia personal y por revisión y aprendizaje profesional yo sabía que eso no era así, que el que desees mucho tener a tu bebé o hijo no garantiza en absoluto un 100% de felicidad en un 100% de los momentos de tu maternidad. Y, de hecho, lo que parece que sí garantiza es que se te elimine el derecho a quejarte, a pensar que no puedes más, a sentir que no llegas a lo que querrías o que esto no es lo que esperabas.
Si una mujer en posparto en general parece no tener derecho a sentir o (el Dios/a a que cada cual rece no lo permita) expresar algo similar.

Así, acompañando mujeres y familias tras una pérdida, descubrí los claroscuros del posparto de un bebé arcoiris. Los sentimientos de culpabilidad por el mero hecho de sentirse menos felices de lo que se esperaba, o por verse superadas por una crianza y un posparto que parecían abrir la puerta (y de hecho lo hacían) a todos esos duelos que no sabían que tenían pendientes: el duelo por los primeros cuidados, por ver su primera sonrisa, por esa primera vez que les regalamos un masaje, la primera vez que tenemos de verdad tiempo y energía para verles dormir plácidamente sin caer rendid@s nosotr@s, el duelo por toda la ropita que elegimos... el duelo por todas las cosas que no haremos jamás con ese bebé que partió de nuestros brazos o de nuestro cuerpo de un modo que no deseábamos pero que siempre será nuestro bebé. Parte de nuestra familia.

Y así, sin comerlo ni beberlo... escuchando a las madres, sintiendo a las madres, dando espacio a las madres... me lo encontré: el duelo por la lactancia no vivida con el primer bebé!
Resultaba que no era yo la única persona en el mundo a quien amamantar a mi hija le creaba sentimientos contradictorios en los que entraba una profunda tristeza porque eso mismo, como sucedía con muchas otras cosas cotidianas, no podría hacerlo nunca con su hermana...
No fue mi caso, pero encontré madres a quienes esa lactancia de ese bebé les causaba tal contradicción que sentían algo sospechosamente parecido al agitamiento de la lactancia... Pero con el añadido de que al que rechazaban era al bebé que tenían en brazos y que, por supuesto, no tenían derecho a expresar semejante cuestión antinatura en ningún espacio de personas respetables... Habrase visto semejante mala madre!

Pues no... no es una mala madre, no es una mala persona, no es más que un duelo dentro de otro duelo, dentro de un posparto, dentro de una lactancia... un golpe de realidad que nos enfrenta a todo lo que jamás tendremos con ese bebé que marchó, que murió físicamente. Es un golpe de realidad de "todo lo que me he perdido", como muchas de ellas dicen. El enfrentarse a la realidad de lo valioso que es para ellas todo lo que no será nunca posible... Y la lucha entre eso y el deseo de disfrutar, el instinto de vivir esta nueva maternidad en medio de toda esa marea emocional con olas que cuesta mucho remontar cada día, en cada vivencia, y más si no encuentran un espacio donde expresarlo, si no encuentran una persona que no les diga que están locas, que eso es irreal, que no pueden sentirlo... si no encuentran una persona que les diga que las puede acompañar en ese momento o que pueden buscar ayuda porque está bien hacerlo, porque no es vergonzoso ni negativo reconocer lo que se siente. No las convierte en peores madres... Las convierte en mujeres, en personas...

Si lo habéis sentido, si vosotras o vuestras parejas habéis sentido contradicción en esos momentos, en ese posparto y esa cranza, o en esa lactancia, que sepáis que no estáis sol@s... Que no sois malas madres o padres ni malas personas. Que no sois desagradecid@s ni valoráis menos la vida de este nuevo ser que ha llegado a vosotr@s...

Estamos aquí...


Doula y madre
Telf: 600218964

lunes, 17 de agosto de 2015

ASESINANDO LA MATERNIDAD

Me encantaría no escribir este post nunca, jamás llegar a sentir la necesidad de hacerlo o, al menos, de hacerlo con este sentimiento de tristeza profunda y miedo con el que lo hago...

En este mundo hay muchos mundos. Tantos como personas, porque cada cual tenemos nuestro mundo y nuestra visión del que nos rodea, y esa visión depende de muchas cosas: nuestra educación, experiencias, forma de sentir, expectativas, filtros de diversos tipos que hacen que cada cual veamos la realidad de una forma.
Y, además de esas realidades personales, están las realidades que nos muestran, las que los medios de diversos tipos nos ofrecen y en las que estamos de algún modo adoctrinados porque son las que vemos en la TV, cine, literatura más popular, prensa escrita, radios... Y esa, esa realidad influye mucho más de lo que creemos.

Esa realidad que nos "ofrecen" o "nos venden" incluye una mujer estupenda y sonriente en su posparto. Que no tiene ni un pelo despeinado, con la manicura hecha, con una casa recogida y limpia, un bebé sonriente y tranquilo... una mamá encantada de la vida y del mundo en general que hasta ha recuperado su cuerpo de antes del embarazo de modo casi inmediato.
Alguna habéis parido? Alguna habéis vivido un posparto? Os cuento las diferencias entre esa imagen y la realidad o no es necesario?
No, no creo que sea necesario, verdad?

El caso es que todo en la maternidad parece ser así en nuestra sociedad: todo bajo un velo de ficción. Ficción sobre el embarazo, sobre el parto, sobre el posptarto y la crianza... Cada cual con su ficción, en base a su interés o necesidad de trasladar una imagen concreta. Pero todos bajo una misma premisa: dar SU realidad.
Pero cual es la realidad de la maternidad en nuestra sociedad?

La realidad es que la maternidad está infravalorada... desvirtuada como valor para nuestra sociedad, como vivencia personal y transformadora, como laberinto de emociones y de conexiones y desconexiones con nuestras creencias, escalas de valores y realidades aprendidas en general.
La mujer embarazada y de parto está, a día de hoy, relegada al papel de usuario sumiso en el sistema que le dice qué comer, cómo dormir, qué pruebas hacerse o cuando caminar o beber, cómo parir y recibir a su bebé en lugar de ser escuchada para atender sus necesidades e inquietudes.

Diferencias entre la depresión postparto, la psicosis postparto y la tristeza postparto
Erica Medina-Serdán
Pero... y la mujer de posparto? Todo va encaminado a la salud en el embarazo y al momento del parto en sí, a la llegada del bebé pero... hay una vida después! Y vaya vida más repleta de matices, por cierto!
A la mujer se le presupone una tristeza que ha de asumir como normal, que la convertirá en una loca temporal, pero que se le pasará. Y yo me pregunto... es eso apoyo? es eso escucha? es eso comprensión del posparto de cada mujer? Personalmente, lo tengo claro: no lo es en absoluto.

Nos centramos tanto en preparar el embarazo y el parto, la llegada y primera crianza de nuestro bebé que terminamos por olvidar a esa mujer... esa mujer que puede que llore o no, que puede sentirse un poco triste o muchísimo, que puede sentirse triste, sentir que necesita ayuda y no pedirla porque le han dicho que es normal. Esa mujer que quizás se siente avergonzada porque no llega ni de lejos a esa imagen que la sociedad y los medios dan de la mujer de posparto y, encima, tampoco se atreve a pedir ayuda en lo que siente que va mal. Quizás porque se avergüenza, tal vez porque no sabe ni que ha traspasado ese límite de la tristeza a algo más, tal vez porque nadie le ha hablado de ello, tal vez porque nadie le ha contado que hay salidas, que hay ayuda y profesionales y que no es malo ni vergonzoso acudir a ellos...

Tal vez por todo ello junto pero... lo primero de todo, según yo lo veo, porque no hemos mirado a esa mujer como sociedad, no hemos mirado a su maternidad, a su realidad... ni a la de esa mujer ni a la de muchas otras. Porque no mirando la maternidad estamos asesinando como sociedad esa maternidad y muchas otras... y eso implica a veces que una madre se sienta mal, otras que necesite una ayuda urgente que no llega... y en ocasiones que leamos noticias sobre asesinatos de bebés. Sí, así de claro y de frío: asesinatos.

Podemos seguir asesinando maternidades y personas mirando a otros lado y mostrando realidades destiladas o decidirnos a escuchar, valorar y apoyar de verdad la maternidad?


Doula
Telf: 600218964

martes, 11 de agosto de 2015

¿QUÉ ES LA MATERNIDAD?

Hace unos meses preparé unas Jornadas para profundizar en la base de la Doula, en los conceptos clave de la profesión que acompaña emocionalmente a la maternidad. Y esta fue precisamente la primera cuestión que desgrané: maternidad.
¿Qué es la maternidad? ¿Qué implica la maternidad?

Desde luego, no es mi intención desgranar aquí el contenido de las jornadas ni mucho menos, pero en los últimos tiempos he vivido y sentido debates intensos que quizás se hubieran entendido desde otros prismas si realmente todos supiéramos lo que para aquel con quien dialogamos significa la maternidad. Así que hoy iré a la base de todo por difícil que se haga explicarlo y por más ampollas que pueda levantar quizás (cosa que lamentaría porque realmente no es mi intención, sino más bien al contrario)

¿Qué es maternidad? Esa es la pregunta clave.
Está claro que si para alguien maternidad es gestar y parir a un bebé, es lógico que esa persona no
considere maternidad la vivencia de un hombre que cría a sus hijos solo, o la de una mujer que pasa por un legrado por una pérdida prenatal y nunca ve a su bebé, o la de una mujer que adopta a un bebé o niño, o la de una persona que recibe a su bebé gracias a la maternidad (o gestación) subrogada.
Si para alguien la maternidad pasa exclusivamente por parir como acto fisiológico en sí, las mujeres que han recibido a sus bebés tras una cesárea tampoco tienen maternidad, o quienes tienen a sus hijos fruto de un proceso de adopción.
Y si para alguien la maternidad pasa por criar a un bebé o niño, excluye a las personas que pierden a sus bebés antes de que nazcan o poco después.
Y de este modo podemos continuar acotando vivencias, poniendo límites a lo que significa la maternidad, estableciendo reglas para determinar quienes son madres y quienes no, y quienes maternan y quienes no...

A día de hoy no hay un único camino para llegar a la maternidad, como no lo había hace siglos (no, no hemos inventado ni los tratamientos de fertilidad, ni las adopciones ni la maternidad subrogada, aunque sí hemos incorporado tecnologías, controles o factores diferentes a estos caminos) Cada sociedad ha ido abriendo los caminos maternales en función de sus creencias sociales, religiosas, culturales y, desde luego, de las técnicas a su disposición para favorecer el proceso de maternidad.
De hecho, todos hemos escuchado expresiones como: "su abuela ha sido como una madre para ellos" o "su padre ha ejercido de madre y padre". Y están absolutamente introducidas en la normalidad social, totalmente aceptadas como frases hechas pero... son sólo frases hechas o nos aportan una pista para acceder a una visión más global y abierta?

Cuando vamos a la RAE, encontramos que maternidad es la condición de madre pero... ¿qué es lo que marca la condición de madre? ¿Gestar? ¿Parir? ¿Lactar? ¿Colechar? ¿Portear? ¿Criar? ¿Que la genética nos una? ¿Todo ello unido? ¿Sólo algunas partes?
¿Acaso no convierte a una persona en figura maternal el hecho de maternar? ¿El hecho de que ese pequeño sienta que le materna? ¿El que esa persona sienta que ama y cuida como madre? ¿Podemos negar el maternaje a alguien por no cumplir unas condiciones concretas o se trata de amar como madre y cuidar como madre? Amar y cuidar incondicionalmente, ¿no es eso maternar? ¿No es eso ser madre?
Y, más allá, ¿qué nos da derecho a juzgar si una u otra persona vive o no un proceso maternal por el hecho de que cumpla o no alguna de las condiciones de más arriba? ¿Cuantas personas conocemos que consideran y sienten a sus abuelas, tías o padres como una figura maternal, como su figura maternal?

Realmente me sigo considerando aprendiz de todo y experta en nada (bueno, experta en ser aprendiz quizás), pero creo en la maternidad como un proceso de amor, mostrado físicamente o proyectado a un ser que quizás nunca tengamos en nuestros brazos. Un proceso de aprendizaje, de construcción y de desarrollo, de descubrimiento de cuanto podemos amar. Pero amar de verdad, por el placer de amar y no porque esperemos nada en compensación. Para mi la maternidad es ese maternar, amar de esa forma diferente y especial, esté con nosotros o no ese bebé, se haya gestado o no en nuestro ser...
Por ello considero que la maternidad es ese proyecto mental, emocional, que se produce en una persona que ansía tener un hijo y vivir ese amor a su lado, y también considero maternidad esa vivencia diaria junto a un pequeño para el que lo somos todo y es todo para nosotros. Independientemente del origen de cada una de las llegadas a esas experiencias, son parte de la maternidad, van marcadas por el sentir de madre. Y para mi es suficiente porque para sus protagonistas lo es.

Porque, por ejemplo, yo soy tan madre de la pequeña que crece cada día a la vista del mundo como de esos bebés estrella que jamás verá el mundo si no es a través de mis ojos. Y nadie tiene derecho a negar mis maternidades y las de nadie.

¿Qué consideráis los demás maternidad?


Bea Fernández
Doula



martes, 4 de agosto de 2015

COLABORANDO EN... HIPERMOTHERS

Hace unos días os presentamos hiperMothers, una nueva red de encuentro entre madres que nace con la intención de ofrecerlos espacio para compartir, información y mucho más. 

Creemos en la colaboración y en la creación de REDES para el mejor crecimiento de la libertad en la maternidad. Por ello hemos aportado a hiperMothers un pequeño artículo que aquí os enlazamos.

https://www.hipermothers.com/articulos/32-parto-emocional

Porque... cómo preparamos la llegada de nuestros bebés? Cómo enfocamos la creación de nuestro plan de parto? Sabemos qué puede implicar hacerlo no sólo a nivel legal sino a nivel emocional?
Esto os contamos en hiperMothers a través de las palabras de Bea Fernández.

Disfrutad mucho vuestro camino. 

domingo, 2 de agosto de 2015

CRECIENDO Y CAMINANDO: CURSO DESPROGRAMA TU MENTE

Hace unos meses tuve una conversación casual con una profesional a quien conozco de hace tiempo... Cómo nos iba la vida, cuánto tiempo sin hablar, cómo sentíamos este mundo de la maternidad y los profesionales, cuales habían sido nuestras vivencias... y así, por casualidad, llegué a un curso que no esperaba y que, la verdad, no tenía muy claro si podría encajar en mi horario imposible: Desprograma tu mente

Os podría contar muchas cosas sobre este curso... cuánto me ha ayudado a recordar todo lo que me
ata para no volar, cuánto me ha hecho mirar dentro y usar con apertura las herramientas que me ha facilitado Mónica Alvarez... Pero prefiero trasladaros un ejemplo que sé que quienes me seguís o me conocéis vais a entender.

Y os lo traslado porque vivirlo es creerlo, y yo lo he vivido. Y porque tenéis la oportunidad de vivirlo también en la nueva edición que saldrá dentro de muy poco... Aquí va el cómo yo abrí mi botella para conseguir lo que quería... Y el cómo intentaré seguir abriendo las botellas que la vida me presente...

Tras un mes fuera de mi casa al fin regresé. 
Deshacer maletas, colocar cosas, poner lavadoras… Y, merecidamente, una cenita tranquila! Mi intención era hacerme una ensalada de tomate, queso fresco, cacahuetes y un aliño con vinagre de Módena pero cual fue mi sorpresa cuando la botella de vinagre no abría. 
Con el calor de Madrid se había resecado el vinagre que quedaba en la tapa y no conseguía que girara la rosca. Lo intenté de todos los modos y, cansada, casi a punto de desistir, decidí dársela a mi pareja para ver si tenía más suerte. 
Apretó con todas sus fuerzas, hasta el punto de hacerse daño, pero la botella seguía cerrada… Mi ensalada se esfumaba… 
Entonces pensé… si el calor la ha cerrado, por qué no probar con lo mismo? Agarré la botella por el tapón y la mantuve un par de minutos entre mi mano cerrada. Quizás necesitaba algo tan sencillo y tan complicado a la vez como pensar en el origen del problema para resolverlo, en lugar de pelearme con él. 
Así, mágicamente, el tapón se dejó desenroscar con sorprendente facilidad. Y del mismo modo nuestros anclajes, marcas, lealtades y patrones pueden aflojarse para dejarnos ser cuando desprogramas tu mente. 
Que a qué venía esto? Ah, sí: gracias, Mónica Alvarez, por enseñarme en “Desprograma tu Mente” a abrir mi botella de vinagre y disfrutar de mi ensalada más que merecida.

Bea Fernández
Madre, Doula