martes, 2 de septiembre de 2014

NO SOY UNA NUEVA PROFESIÓN, SOY UNA DOULA

Cada cierto tiempo surge alguna voz plena de ignorancia sobre mi profesión y con una elevadísima palestra desde la que predicar sus palabras vacías de realidad. Supongo que es normal, que en una profesión minoritaria como esta y con un proceso de regulación todavía en ciernes en nuestro país lo lógico es que sucedan estas cosas y que se hable sin conocer. Lo acepto y lo asumo.

Una de las últimas intervenciones respecto al tema ha afirmado que las Doulas somos algo así como el nuevo capricho de la maternidad. Y, la verdad, pese a que no me ha resultado curioso ni sorprendente, sí me lo ha resultado darme cuenta de que nunca había escrito nada sobre ello. Es decir, que nunca había hablado sobre los orígenes de las Doulas.

Tengo el orgullo, la fortuna y la felicidad de tener una de las profesiones más bellas y antigüas de la humanidad, una profesión reflejada en diversas expresiones de arte cotidiana de las culturas de todo el mundo. Porque desde las tribus africanas hasta los indígenas de lo que ahora llamamos Latinoamérica pasando por Japón o China todas las culturas han representado la maternidad atendida por una mujer que recibía al bebé y otra que apoyaba a la madre durante el parto o en los primeros días con su bebé.

En la antigüa Grecia las encargadas de esta labor y de muchas otras labores en las casas pudientes eran trabajadoras no remuneradas (es decir, esclavas) y eran denominadas Doulas. Y justo de ahí viene el nombre de mi profesión.

Es decir, que la de Doula no es una nueva profesión, ni una nueva oportunidad de negocio. La de la Doula es una labor que se ha ido adaptando a las necesidades y realidades sociales de las mujeres en cada lugar del mundo. Desde la Doula presente dentro del sistema sanitario en algunos paises como un profesional más de la salud hasta la Doula-Partera de otros lugares. Y en nuestro país también ha sido así.

Y, dado que las Doulas siempre han existido de un modo u otro, como otras profesiones que siempre han estado presentes ofreciendo servicios a las distintas culturas en diferentes épocas, han recibido siempre pago dentro de las sociedades en las que han estado presentes (salvo en el caso de las esclavas, evidentemente) En unas ha sido a través del trueque por mercancías o tiempo y en otras en retribución dineraria. Pero siempre han sido valoradas y pagadas por sus servicios, como lo somos a día de hoy. Y es que las Doulas de antes, como las de ahora, también se alimentaban y tenían familias. Así que no puede ni debe sorprender que las Doulas cobremos por nuestros servicios.

Cierto es que la profesión se ha visto difuminada durante mucho tiempo hasta casi su extinción y que incluso ha confundido papeles con otras, como las de la cuidadora infantil o las de la partera. Pero esto, entiendo, es algo normal en profesiones que se mueven y se revisan en base a las necesidades de aquellos a quienes sirven (en este caso, las mujeres y maternidad)
Y también es cierto que cuando una sociedad entrega su salud, su sexualidad y su maternidad a un sistema cuyo objetivo inicial es teóricamente protegerlas, el espacio para el apoyo emocional queda casi anulado por completo. Se convence a las mujeres de que su maternidad no requiere más que los cuidados que ese sistema le provee, que no es necesario que busquen nada más ni se cuestionen si esos son los cuidados que ellas concretamente necesitan y, por supuesto, se las convence de que lo que antes se venía haciendo y lo que antes se sabía no son más que "cuentos de vieja". De este modo, se hace desaparecer un aspecto fundamental de la atención a la maternidad: el acompañamiento emocional individualizado a las mujeres que sí lo desean y lo precisan a la par que se borra la sabiduría popular y se trata de borrar la conexión con el instinto para poder reeducar a las madres y adecuar la maternidad a lo que el sistema social entiende que es adecuado. Y quizás por ello ahora las Doulas parecemos más presentes que en los últimos siglos, porque tal vez se va despertando de esa reeducación, quizás se cuestionan esas teorías, quizás se mira a otros lugares para decidir libremente a cual dirigirse...

Y no, el apoyo de la Doula no es el que nos ofrece nuestra pareja, ni nuestra madre, ni nuestra amiga de toda la vida ni el personal sanitario que nos atiende y que puede ser maravilloso y profesional. Se trata de un apoyo sin involucrarse de forma activa en las decisiones de esa maternidad sino sólo atendiéndolas, compartiendo el sentir de la mujer sin valorar, juzgar o pensar lo que sería mejor para ella. Un acompañamiento paso a paso, siempre junto a la mujer o, mejor aún, un pasito por detrás.

Por ello tampoco sustituimos a nadie del entorno de la mujer ni del profesional sanitario que la atiende. Porque estamos para escuchar, preguntar, mostrar opciones en las que ella decida o no buscar y no esperamos nada de esa mujer, ni siquiera que cumpla su "plan original" de maternidad... Y así ha sido siempre la labor de la Doula. De apoyo, de escucha, de ofrecer, abrir y mostrar para que la madre pueda ser esa madre y no otra. Para que la madre sea libre.
Y, dado que siempre ha habido madres, siempre ha habido Doulas...

Las Doulas somos tan viejas como la misma maternidad... Y la maternidad es tan vieja como el propio mundo...



Bea Fernández
Doula en todas las etapas de la maternidad,
especializada en Duelo y nuevos caminos maternales.
serdoulasmadrid@gmail.com
Telf: 600218964
http://serdoulasmadrid.blogspot.com.es/

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por estar. :D Saludos desde México!

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    1. Gracias a vosotras, a todas las compañeras que estáis día a día con las mujeres, con las familias... Porque entre todas creamos esta bella profesión.
      Un fuerte abrazo!!

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