viernes, 12 de septiembre de 2014

ÍDOLOS Y APÓSTOLES EN LA MATERNIDAD

Ahora que las Doulas comenzamos a “estar de moda”, ahora que el movimiento de mujeres que desean recuperar el poder de sus maternidades es cada vez mayor y busca gurús desesperadamente, es cuando creo que debemos parar y preguntarnos como profesionales, como mujeres, como Doulas… ¿realmente se necesitan gurús? ¿No caeremos en el mismo pozo en el que estábamos por un agujero diferente si traducimos esta necesidad que ha creado el movimiento de derechos de la maternidad en una necesidad de guías? De personas sabias que nos indiquen cómo y dónde hemos de ir en nuestro camino a la maternidad aunque desde un lenguaje y unas bases teóricas diferentes a las que nos ofrecía el otro “sistema de guía”.

Realmente para mi es preocupante el momento que estamos viviendo. Si eres una mamá pro parto natural y/o crianza con cercanía física declarada corres el riesgo de entrar en esta corriente si no te sientes segura con tu decisión o sientes que necesitas que te reafirmen. Puedes entrar en este “servilismo”, en el endiosamiento de determinados profesionales que, pese a que puedas pensar que tienen toda la razón del mundo, creo personalmente que necesitan ser reflexionados, cuestionados y adaptados a nuestro ser y sentir y el de nuestra familia antes de tomarlos como palabra única y poseedores de la verdad universal en este mundo de la maternidad.
Sólo reflexionando sobre las informaciones, sobre las teorías, sobre las lecturas, conferencias, talleres, encuentros, estudios y sobre todo aquello que nos llega será como realmente la asimilemos, lo procesemos y lo integraremos de modo seguro y coherente. Será de esta forma como realmente podremos comprobar si esa información es para nosotras o hemos de dejarla pasar porque no es nuestro momento quizás por muy avalada que esté por todos los profesionales estupendos del mundo. Sólo conociéndola y reflexionando sobre ella podremos tener nuestras propias decisiones, pero decisiones libres y conscientes, que es de lo que se trata al final para sentirnos seguros con nuestra maternidad y dueños reales de nuestra vivencia, reconocidos en nuestra individualidad.

Por supuesto que hay profesionales que tienen teorías o difunden evidencias científicas que hay que tener en cuenta y que, por responsabilidad y para tomar una decisión realmente libre, tendríamos que intentar conocer. Pero aprenderse de carrerilla los textos o las conferencias de estos profesionales, sus muletillas o frases y compartirlas en las redes sociales hasta la saciedad o recitarlas como un  mantra no nos da libertad para decidir. Nos da información con la que hemos de trabajar personalmente, que debemos asimilar, integrar y razonar. Para estos 3 procesos es imprescindible que nos la cuestionemos en lugar de aprenderla de carrerilla sin más.

He encontrado muchas mujeres que conocen, por ejemplo, la fisiología del parto, la teoría del apego, la fisiología de la lactancia o el desarrollo natural del control de esfínteres. Mujeres que se han leído todos los libros al respecto, que han ido a conferencias y talleres que tratan el tema. Mujeres muy implicadas en esta “revolución”. Pero al oírlas hablar, las palabras no son suyas, sino ajenas. Y me pregunto si esto no sucede porque lo que han hecho es aprenderse el mensaje y no integrarlo. Porque ese mensaje venía de un gran profesional con conocimientos y experiencia más que sobrados para mostrarnos esa “nueva” visión del parto, la crianza, la lactancia o el desarrollo físico y emocional de nuestro bebé. Un profesional que nos abre los ojos a nuestra perfecta naturaleza, nuestro instinto y nos da confianza en ellos al fin. ¿O quizás en lo que nos da confianza es en lo que él difunde, en lo que él representa, tal vez sólo porque es diferente a lo que nos han ofrecido hasta hace relativamente poco? Eso son los ídolos: la imagen de lo que nos gustaría alcanzar, el reflejo de nuestra visión de la perfección y, en muchos casos, los salvadores que nos rescatan de un sistema o una situación en la que nos sentimos mal.

¿Pero qué ocurre con los profesionales cotidianos? ¿Qué ocurre, por ejemplo, cuando en nuestro afán
por tener un parto ideal buscamos un profesional que nos lo asegure o al menos diga que lo intentará? Se convierte en nuestro ser divino bajado a la tierra porque parece que nos entiende, que nos ayuda en lo que para el sistema habitual está descartado. Que nos da una esperanza. Y una esperanza, en ocasiones, es todo lo que necesitamos.
Pero ¿somos capaces de reflexionar sobre lo que nos aporta esa persona que parece tener la panacea para resolver nuestro conflicto? ¿No caeremos en el endiosamiento acabando siendo guiados de nuevo pero esta vez por una persona diferente? Es fácil, muy fácil…

Poniéndome en el lugar de las mujeres que no son Doulas y que viven todo este momento increíble que se está dando, esta revolución, lo que pretendo es que nosotras, Doulas, reflexionemos ¿Realmente estamos aquí para guiar a las mujeres que acompañamos? ¿De verdad tenemos que dirigirlas hacia un tipo de parto u otro y “conseguirles” su parto soñado? ¿Estamos para decidir por ellas si lo mejor para sus hijos y para ellas es una crianza u otra? ¿Realmente de ese modo le reconocemos su libertad a la mujer, haciendo de “apóstoles” de una postura concreta? Si elegimos ese papel hemos de cargar con las consecuencias sean buenas o malas; como con cualquier elección que hagamos en nuestra vida personal y profesional. Y la primera es que dejamos de ser Doulas.

Personalmente yo no quiero ser un apóstol. Yo quiero acompañar a mujeres. Mujeres con las cuales puedo coincidir en sus planteamientos o no. Mujeres que tomarán decisiones similares a las mías o absolutamente contrarias a lo que yo crea que es mejor para mi porque somos personas diferentes. Pero quiero acompañar a mujeres que puedan ser libres. Mujeres que puedan llevar las riendas de su maternidad, de su vida. Que puedan ser conscientes de lo que ocurre a sus cuerpos, a sus emociones… Mujeres informadas y también con la libertad para elegir no ser informadas incluso. Eso es para mi la esencia de mi tarea de Doula: la libertad de la mujer, su libertad para decidir, para desarrollarse en su maternidad, para ser ella.


Porque no soy ni un Ídolo ni un Apóstol, soy una Doula. 



Beatriz Fernández
Doula en todas las etapas de la maternidad.
especializada en Duelo y nuevos caminos maternales.
serdoulasmadrid@gmail.com
www.serdoulas.blogspot.com

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